Seguro que a nadie se le ha ocurrido reducir a un espontáneo de la forma en que lo hizo Bojilla. Me pongo en el papel del espontáneo y me parece una falta total de respeto a la dignidad humana del pobre chaval. Lamentablemente tiene su gracia, las cosas como son.
Cuando era becerrista, un Empresario de Granada, al que todos los días le pedía que lo pusiera, lo contrató para ir a Motril a torear. Una vez contratado, le dijo al hijo del Empresario, (que fue quien me lo contó) que no tenía ni para alquilar el vestido.
No te preocupes, le dijo el Empresario júnior. Mi Padre te dejará uno "tabaco y oro".
¡Estupendo!, dijo Bojilla, de ninguna de las dos cosas he tenido nunca.
La foto es de "El Ruedo" de 1966.
No hay comentarios:
Publicar un comentario