Muchas veces ha salido el eterno
pleito hispano-mexicano. En el caso
de Fermín Rivera tuvo algo positivo.
Vino a España y no pudo torear. Se
fue a vivir a una pensión que tenía
Martín Agüero y se enamoró de la
hermana. Al cabo del tiempo volvió
para casarse y además de hacerlo, si
pudo torear en España pues se había
arreglado el lío.
Después nos dejó a Curro Rivera
mezcla de dos dinastías.
Publicado en El Ruedo 1945.
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