La lengua de Camino nunca ha sido viperina, pero lo que no le gustaba lo pregonaba a los cuatro vientos. Nunca le preocupó echarse una legión de enemigos.
Su discusión en TV en un programa con Íñigo (creo que estudio Abierto) en que llamó "muchacho" a Palomo, creo que sin mala intención, o la pelea en Aranjuez (creo) con Benítez a puñetazos el día de la alternativa de Vicente Punzón, se pueden unir a la devolución de la Medalla de las Bellas Artes, para "conocerlo mejor". Si le hubiese echado la misma ambición a mandar en el Toreo habría sido todo lo grande que pudo ser, habiéndolo sido mucho.
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