D. Pedro Balañá, era ante todo un empresario (un negociante, diría yo) y para que su negocio prosperara y tuviera futuro, le echaba imaginación. Organizó un espectáculo cómico taurino musical (El Empastre) en homenaje a los niños de Barcelona. Los mayores entraban gratis si acompañaban a un niño... lleno absoluto.
Llevó a la Plaza a su hijo y nietos (los que ahora han pasado del tema), que nacieron ricos y no necesitaron echar imaginación a la Empresa, D. Pedro las dejó en plenitud.
Por cierto un poco mas abajo, en esta página de El Ruedo, de finales de la temporada 1960, aparece un anuncio de una corrida concurso en El Puerto, con Luís Miguel como único matador...