El caso es que Navalón replicó con ironía. Y lo hizo como estaba acostumbrado a que le replicaran a él las figuras cuando hacía sus crónicas: Ofreciéndole palizas, espionajes...
La verdad es dura y en aquellos años los toreros no aceptaban las críticas de Navalón. (Ahora no existen críticas, solo semblanzas y esas no escuecen...).
"El Ruedo" 1971, mes de Febrero nº 1391.
7 comentarios:
Muy Buenas Paco!
Siglo el Blog casi a diario aunque el nivel es demasiado alto como para dejar comentarios que aporten más aún si cabe a los artículos.
Sólo decir que "La opinión del director" del 6toros6 de esta semana se titula "La Crítica"...y es comentado el binomio Navalón/Vidal frente Sureda/Alameda
Saludos desde La Puerta de Granada.
Gracias por entrar. No busco la participación como objetivo final, pero me agrada. Los artículos que subo son los que creo que pueden aportar algo a los lectores de hoy "buceando en el pasado". (Y entiendo que no dan mucho margen al comentario)
De Arévalo nunca espero nada objetivo. No he tenido tiempo de leer la editorial de esta semana, aunque desde luego no es lo primero que busco en el semanario. En realidad busco las minibiografías de las últimas páginas y "veo" las fotos...
Arevalo, se sitúa por encima de todos los que escriben de Toros (él no se considera crítico), incluso de sus admirados Sureda y Alameda. No digamos de sus denostados Navalón y Vidal y no desaprovecha la ocasión para dar un palito.
Nada nuevo viniendo de él.
Pues apañaos estamos
Y el Tal Belloch?
Benlloch es... un torero. Todo le parece bien. No es agresivo como el otro.
Es cierto que hay cosas de Navalón que muchos aficionados no compartimos, pero todos los que le hemos conocido estamos de acuerdo en que ha sido de los pocos críticos “que se ha puesto delante” y por eso sabía lo que decía, conocía los toros como el que más, ejercía su oficio con dignidad y, sobre todo, “hacía crítica” (muchos aprendimos algo de él y algunos con él) que es lo que debe hacer un crítico y no limitarse a contarnos algo que ya hemos visto en la plaza o en la tele y casi siempre, por no decir siempre, tergiversado y/o manipulado e incluso pagado. Sus “lecciones” fueron su pecado y por lo que el taurineo y sus propios compañeros, aparte de envidiarle, le odiaron y quisieron siempre acabar con él.
Tres o cuatro Navalones o Vidales en los medios, principalmente en las televisiones, es lo que de verdad hacía falta ahora para que el toreo volviese a tener la verdad y autenticidad que le robaron los fariseos.
Lupimon
Los últimos años de Navalón dieron cancha a sus detractores, pero su gran labor anterior caló en muchos... aficionados. En periodistas menos.
Publicar un comentario